- Lepidoptera > Tortricidae
- Plaga Cuarentenaria Ausente
El “enrollador de los frutales” posee metamorfosis completa (holometábolo), es decir, pasa por los estados de huevo, larva, pupa y adulto.
Huevos: son lenticular, achatados de 0,8 x 0,5 mm, con un corion ligeramente reticulado, Inicialmente, son de color amarillo verdoso color que cambia a amarillo-anaranjado oscuro a medida que avanza el desarrollo. Los huevos son colocados en grupos de 20 a 30 huevos en el haz de las hojas.
Larvas: en sus primeros estados son de color verde pálido y de un verde más intenso a medida que se va desarrollando. Presentan la cápsula cefálica con la placa torácica de color negro en los primeros 4 estados y verde en el último. En cuanto a su longitud, las larvas recién nacidas miden 1, 8 a 2,3 mm. y en sus últimos estados pueden alcanzar un largo de 18 a 22 mm. (Campos 11 et al., 1981; González, 1983).
Pasan por cinco estados larvarios (Campos et al, 1981; Álvarez, 1982). La distribución y número de setas, se mantienen sin variación entre los distintos estados. Estas son simples y de color castaño, su base está rodeada por un pináculo del mismo color que el resto del cuerpo, pero es de diferente textura (Álvarez, 1982).
Todos los estados larvarios presentan un desarrollado peine anal, provistos de 7 a 9 dientes. En la cabeza de la larva de 5° estado, se observa una banda negra en la zona de la gena, franja que recorre desde el borde de la cabeza, hasta la zona de los ocelos (González, 2003).
Pupas: presentan una coloración castaño a café oscuro, sin ganchos terminales. Las espinas dorsales del abdomen son negras. No se distinguen cerdas u otras características distintivas a medida que transcurre el período de desarrollo, alcanzando un largo de hasta 12 mm. Es posible en este estado diferenciar los sexos, pues el número de segmentos abdominales visibles bajo el pliegue de las alas, corresponde a cuatro en la hembra y de cinco en el macho (Campos et al., 1981). En vista ventral presenta estrías transversales (Peralta et al., 2009).
La pupa por lo general se encuentra protegida en el interior de un capullo sedoso elaborado por la larva, ya sea dentro de un pliegue de la hoja, entre varias hojas unidas o entre un fruto y una hoja (Campos et al., 1981; Álvarez y González, 1982).
Adultos: es una polilla de color dorado a ocre ferrugíneo en los machos. Se caracterizan por tener una extensión alar de 10 a 12 mm en machos y de 13 a 15 mm en las hembras, las alas son de color ocre dorado en los machos y ferruginosas con manchas negras en las hembras. El margen anterior de las alas anteriores es casi completamente blanco en las hembras y rojizo en los machos. Alas anteriores con doce venas, anchas, borde posterior casi recto. Alas posteriores con ocho venas.
Antenas ciliadas en el macho, cortas y pubescentes en la hembra. Palpos labiales erectos, aproximadamente dos veces más largos que la cabeza.
Genitalia del macho: Uncus por lo general simple; socius variando de pequeño a largo, valvas ensanchadas en la parte basal, con terminación aguda y redondeada, sacculus de forma simple. Aedeagus por lo general corto y ancho, con un número variable de cornutis (3 a 8).
Genitalia de la hembra: Esterigma corto y esclerosado dorsalmente, ductus bursae membranosa, o esclerosado hasta su parte media, signum variados en forma y en ocasiones presente.
Las hembras adultas oviponen placas o masas de huevos en grupos de 20 a 30 huevos en el haz de las hojas y ocurre aproximadamente 2 - 3 días después de la cópula, prolongándose por un período de 9 a 15 días.
Durante el verano el período larvario se completa entre 30 a 35 días (Campos et al, 1981). Esta larva, inverna en el primer estadío de desarrollo. Durante el otoño- invierno (receso vegetativo) se esconde bajo las brácteas de las yemas y en general bajo cualquier grieta de las ramas, ángulo de dos ramillas o en la corteza en la zona del dardo donde se ha desprendido el fruto. Los frutos momificados también constituyen otro sitio de invernación. (Álvarez y González, 1982). Estas larvas son las que producen daño en los tejidos meristemáticos (yemas); a medida que se aproxima el término del receso vegetativo, el daño se acelera y las larvas mudan a segundo estadio.
Durante la primavera completa los estadios larvarios hasta llegar al quinto, protegiéndose bajo hojas plegadas y procede a pupar.
El estado pupal se produce una vez que las larvas de la generación invernante se han alimentado de la brotación de los árboles en que se han hospedado durante el período de otoño invierno y completan su desarrollo larvario. Entonces las pupas se forman en primavera, dando origen a individuos adultos desde mediados de noviembre a mitad de enero. Este estadio de pupa se repite en verano originando el segundo vuelo de adultos entre mediados de noviembre a mitad de enero.
Se observa que P. auraria presenta 2 generaciones al año, con 2 prolongados vuelos de machos durante la temporada y un receso de la actividad de los adultos en el periodo invernal. Para Chile se describen dos períodos de vuelo de machos adultos, los cuales son muy marcados. El primer vuelo se prolonga entre noviembre e inicio de enero, produciéndose una vez que las larvas invernantes (1° y 2° estadio) de la generación de la temporada pasada completan su desarrollo larvario alimentándose bajo las yemas, primordios foliares y florales desde 2do a 5to estadio entre agosto y noviembre. Estas larvas cortan las hojas y las pliegan formando un capullo de protección, comienzan a pupar y dan origen a los adultos que componen el primer vuelo. Estos oviponen y generan las larvas de verano que emergen desde inicios de diciembre hasta mediados de febrero, las que completan su desarrollo larvario, pupan y originan el segundo vuelo de machos adultos entre fines de enero y fines de marzo. Estos copulan y oviponen, generando la eclosión de larvas neonatas que se refugian en las bracteas de las yemas e invernan como 1er y 2do estadio larval hasta la próxima temporada. En ocasiones hay larvas más desarrolladas, de 3º a 5º estadio, que dan origen al vuelo de adultos muy temprano en la primavera (agosto).
Todas las especies conocidas de Proeulia producen el mismo daño al alimentarse, enrollan hojas y hay alimentación externa del área del pedúnculo del fruto. Las larvas se protegen con seda y excrementos sólidos que rara vez son visibles. P. auraria y P. chrysopteris pueden coexisitir en la misma planta hospedera. Las larvas son difíciles de diferenciar, excepto por la cápsula cefálica del último estadio, que es verde claro en P. auraria y marrón claro o marrón rojizo en P. chrysopteris.
Las larvas de primer estadío las que dañan los tejidos vegetales en formación. Este daño es limitado al tejido meristemático de la yema dejando solamente las escamas más exteriores de las brácteas. A medida que se aproxima el término del receso, el daño se acelera y las larvas mudan a segundo estado. Entre los períodos de yema hinchada a puntas verdes, las larvitas terminan de abandonar su refugio alimentándose activamente de primordios florales y foliares. Luego se ubican en los órganos expuestos destruyendo flores y brotes y se continúan alimentando de los frutos recién cuajados. El daño en el fruto es lateral y de una profundidad variable en forma de galería abierta, pudiendo comprometer la semilla, de modo que si el fruto logra continuar su desarrollo lo hace completamente deforme. (Álvarez y González, 1982). La larva es muy voraz siendo capaz de destruir un gran número de yemas, cortar flores en su pedicelo y de perforar frutos nuevos en amplias galerías abiertas. En los frutos maduros el daño es superficial y la visión externa de éste son anchas cicatrices cerca de la región pedicelar. (Álvarez y González, 1982).
Su daño se diferencia al de otros carpófagos, por la total ausencia de restos fecales y por el tapiz sedoso que recubre las áreas dañadas (González, 1990; González, 2003).
En vides el daño se produce poco después de la brotación, observándose una gran cantidad de larvas que atacan los brotes recién emergidos de las yemas, ocasionando una destrucción completa de las inflorescencias. Además, proceden a enrollar y doblar las hojas impidiendo que el brote se desarrolle normalmente, incluso provocando su desecación produciendo una eventual pérdida del racimo (Campos et al., 1981). En los racimos las larvas penetran en ellos produciendo un serio deterioro, debido a las mordeduras en la superficie de las bayas ocasionando una proliferación de hongos, especialmente Botrytis cinerea, causando una descomposición del racimo (Faccin, 1979; citado por Álvarez, 1982; González, 2003).
En frutales de carozos, los daños se concentran en la segunda generación larvaria sobre frutos bien desarrollados, en el cual se localiza en el pedicelo donde la larva produce galerías superficiales, siempre recubiertas por telas sedosas (González, 1990).
En perales, las larvas pueden alimentarse de las yemas para posteriormente continuar con las flores y primordios foliares. Los frutos son dañados desde la cuaja con gran intensidad, declinando el ataque a medida que éstos alcanzan mayor calibre. Una segunda generación el daño se concentra especialmente en las hojas (Álvarez, 1982).
En naranjos la larva atraviesa la cáscara produciendo una galería superficial vertical, la cual compromete unos 5 a 6 mm de la pulpa (González, 1983).
El ciclo biológico está íntimamente relacionado con el régimen estacional de temperatura. Técnicamente se han relacionado los distintos estadíos de desarrollo con una cantidad de días grados calculados sobre la base de la temperatura promedio diaria y la temperatura umbral de desarrollo de la plaga. No existen antecedentes de estudios que determinen los días grados para cada estadio de desarrollo de Proeulia auraria.
La más notable adaptación biológica del género Proeulia spp. es el bajo umbral térmico de los adultos, los cuales pueden volar en pleno invierno a partir de la medianoche, a temperaturas inferiores a 7,5°C (vuelos extemporáneos). En el caso particular de Proeulia auraria se han capturado frecuentemente machos en las trampas de feromona con temperaturas medias de 6°C. (González, 2003).
Las larvas de primer estadío, que hibernan escondidas en partes de la planta pueden soportar condiciones frías (6 a 8°C) por más de un mes.