Paracles azollae

Las larvas maduras de P. azollae se conocen por presentar hábitos acuáticos, carecen de branquias traqueales y la respiración está mediada por pelos que sostienen el aire formando un plastrón en el lado dorsal. Se caracterizan por presentar un escudo protoráxico con sedas principales y verrugas.
Larva eruciforme, hipognata, de longitud máxima 32 mm, de color negro con sedas largas negruzcas en los costados y penachos amarillos, rojizos o negro en el dorso, presenta una longitud aproximadamente de 35 mm. Las verrugas son negra; sus pelos largos y rígidos, forman manojos, de color moreno o negruzco, en general más claro en los cinco primeros segmentos, raras veces en todos. Están situadas en el margen anterior y posterior del segmento. El abdomen es de color negro aterciopelado. La cabeza cuadrangular de contorno redondeado, ancho máximo de 3 mm y longitud desde el borde del clípeo 2,5 mm. Tegumento cefálico liso, de color castaño oscuro brillante, con poros claros, zona adfrontal más oscura. Piezas bucales de color castaño oscuro con áreas incisivas de la mandíbula más oscura, base de las antenas blanquecinas. Sedas en general, castaño claro. Frente triangular, cónica de 1mm. de ancho máximo, mandíbula con 3 dientes bien diferenciados.
Los registros larvales para Argentina son de los meses de diciembre, febrero y abril. Las larvas pueden ser encontradas activas sobre plantas acuáticas de las que se alimentan comiendo únicamente las partes que sobresalen del agua y no las sumergidas. Cuando la temperatura es elevada, la larva se sumerge en el agua, envolviéndose en un plastrón de aire; mientras esta sumergida, la larva tiende a observarse con su cabeza extendida hacia la superficie, comiendo las partes secas de las plantas. La metamorfosis se da en la superficie de las plantas o en la orilla de los ríos.
Los adultos tienen pelos largos y densos en todo el cuerpo, y el patrón de coloración es opaco, generalmente pardusco, grisáceo, negruzco o amarillento.