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Huevos: son de color púrpura oscuro y son colocados por la hembra en un ovisaco de color amarillento a blanco formado por hilos de cera.
Hembras adultas: adultas miden unos 4 mm de largo, las jóvenes están cubiertas de cera blanca harinosa con filamentos cortos que sobresalen dispuestos alrededor del margen. Las hembras que ponen huevos se cubren de abundantes hilos cerosos blancos que forman un ovisaco globular liso. Los hilos de cera son muy elásticos y si se agarra y tira del ovisaco con los dedos, se puede sacar 150 mm o más. El contenido del cuerpo es de color púrpura y esto se puede observar cuando los individuos son aplastados.
Machos adultos: tienen patas, antenas y genitales bien desarrollados, un par de alas simples y sin piezas bucales. Son de muy corta duración.
Las hembras apareadas producirán cientos de huevos durante su vida. Estos huevos se convierten en rastreadores, que son ninfas móviles (descendencia). Las ninfas se parecen y se confunden fácilmente con las ninfas de escamas. Son muy pequeños, de color púrpura rojizo y tienen patas y antenas que son visibles con aumento.
En Irak, las poblaciones de N. viridis alcanzaron picos en mayo y octubre. Hubo correlaciones positivas significativas entre la densidad de población y la temperatura, y correlaciones negativas con la humedad relativa. Las hembras de N. viridis pusieron cada una de 90 a 138 huevos, y las etapas de huevo y ninfa duraron de 10 a 13 y de 31 a 43 días, respectivamente. La hibernación tuvo lugar como huevos, ninfas y adultos.
Alimentarse de ramitas jóvenes provoca brotes bulbosos y las infestaciones intensas pueden atrofiar gravemente el crecimiento de los árboles jóvenes.
Ocasionalmente, esta cochinilla se vuelve tan abundante en los cítricos que las ramas y las hojas se cubren con hilos algodonosos blancos. Además, las hojas y otras partes del árbol se humedecen con melaza.
Las frutas cítricas infestadas con N. viridis pueden desarrollar excrecencias grumosas cerca del extremo del tallo. Tales hinchazones ya están presentes en frutas del tamaño de un guisante, y aumentan con el crecimiento de la fruta. Con frecuencia, las frutas se vuelven amarillas y luego parcialmente negras alrededor del extremo del tallo, y finalmente caen del árbol.
Las infestaciones tardías en frutas verdes grandes dan como resultado congregaciones de cochinillas harinosas jóvenes en grupos sobre la cara de la fruta. Cada colonia produce una mancha elevada que se vuelve amarilla. Cuando la fruta en maduración está infestada, dichas áreas de alimentación se vuelven excesivamente amarillas.
