Gaeumannomyces graminis var. graminis

Se observan manchones de uno a varios metros de diámetro en los que las plantas están decoloradas, débiles y quebradizas, una coloración oscura en el primer entrenudo del tallo por debajo de la vaina de la primera hoja. Sobre las vainas foliares próximas al cuello de la planta se observan lesiones castaño oscuras, irregulares, sobre las que desarrollan los cuerpos de fructificación del hongo (peritecios); las hojas afectadas amarillean y en casos severos, se produce el vuelco de las plantas. Hay una notable reducción en el desarrollo de las plantas y una mortandad abundante y uniforme.
El sistema radicular y la base del tallo sufren una pudrición seca, de color pardo-oscuro, visible entre el primer y segundo internodio. El ataque a las raíces determina una reducción en la capacidad de absorción y una severa restricción al volumen explorado por las mismas. El llenado de granos es incompleto.
Las espigas se tornan blancas, maduran prematuramente, son estériles o dan origen a granos chuzos. Estos síntomas se acentúan cuando la humedad del suelo es escasa y hay mayor transpiración. La penetración ocurre por los pelos radiculares y luego alcanza la epidermis, comunmente en la región meristemática de la raíz. El hongo se desarrolla intracelularmente, puede alcanzar los vasos, ocluirlos y ocasionar la muerte de la planta. Los peritecios aparecen uno o dos meses después de la infección. El micelio externo se presenta como costras alargadas, irregulares y de color negro adheridas al tallo. Entre estas hifas comienzan a producirse los peritecios, oscuros y marcadamente rostrados, que al madurar producen ascosporas angostas, hialinas filiformes y septadas.
Se trata de un patógeno facultativo, que puede persistir en forma saprofitica restos de cultivos susceptibles. Bajo condiciones favorables de humedad y temperatura (primaveras lluviosas) las ascosporas son violentamente impulsadas por los peritecios, presentes en los rastrojos, y luego transportadas por el viento. Se ha demostrado que las ascosporas que caen en el terreno pueden infectar las raíces de las plántulas de trigo, lo cual, en conjunción con su transporte por el viento, determina que la enfermedad pueda invadir nuevas zonas de cultivo. Puede permanecer como micelio en los restos de cultivo y en la base de los tallos infectados, constituyendo otra fuente de infección. La difusión del G. graminis durante el período de crecimiento del trigo, ocurre también por contacto entre las raíces de las plantas enfermas y el hongo crece más en suelos sueltos, arenosos y alcalinos. La distancia máxima de avance, desde el punto de inoculo, por está vía es de 1,5 m., pero sólo lo puede hacer por las raíces. La sobrevivencia saprofítica del patógeno, esta muy influenciada por la flora antagonista del suelo y la acción de estos agentes puede producir además una declinación de su patogenicidad.
En el cultivo de arrozlos síntomas aparecen en las últimas etapas de crecimiento. Inicialmente, se observa una malla de micelio en las vainas de las hojas. Los primeros síntomas se observan a nivel de la línea de agua y en ascenso. Al envejecer la lesión, la malla micelial, crece avanzando la infección hasta que la hoja muere. El cuello y el tallo también son afectados.
El hongo produce manchas ovaladas de color oscuro que se ubican en la base del tallo, dando lugar a un menor macollamiento y marcado volcamiento de las plantas, especialmente cerca de la cosecha. Al final del ciclo de la planta, en la vaina seca y caída, se observa el signo del hongo (peritecios), dentro de la misma. Muchas veces se confunde con la Pudrición del tallo, causada por H. sigmoideum.