Thielaviopsis paradoxa

Los síntomas externos no se aprecian, sino en estados muy avanzados de la enfermedad, en forma de un marchitamiento foliar, lo cual hace su diagnóstico muy difícil en su fase inicial. Cuando el patógeno se ha establecido en el interior de los tallos o estacas, éstos empiezan a despedir un fuerte olor a piña descompuesta. Este olor va siendo reemplazado gradualmente por otro olor a fermentación. Al practicar una hendidura en los trozos de semilla o en los tallos afectados, se aprecia que al invadir el patógeno el tejido interno causa un ennegrecimiento de la médula, notándose que la zona aledaña se halla completamente enrojecida. A medida que se extiende la enfermedad, el parénquima se va convirtiendo en un polvo similar al hollín, siendo completamente destruida la médula, que se torna hueca: en este estado, sólo permanecen definidos los haces vasculares semejando cuerdas fibrosas.